La paz
211Los israelitas habían hecho este juramento en Mispá:
-Ninguno de nosotros dará su hija en matrimonio a un benjaminita.
2Fueron a Betel y estuvieron allí sentados ante Dios hasta la tarde, gritando y llorando inconsolables, 3y decían:
-¿Por qué, Señor, Dios de Israel, ha pasado esto en Israel, que ha desaparecido hoy en tribu de Israel?
4Al día siguiente madrugaron, construyeron allí un altar y ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión. 5Después preguntaron:
-¿Quién de entre todas las tribus de Israel no acudió a la asamblea ante el Señor?
Porque se habían juramentado solemnemente contra el que no se presentase ante el Señor en Mispá, en estos términos: <<Es reo de muerte>>.
6Los israelitas sentían lástima por su hermano Benjamín y comentaban:
7-¡Una tribu se ha desgajado hoy de Israel! ¿Cómo proveer de mujeres a los supervivientes? Porque nosotros nos hemos juramentado por el Señor a no darles a nuestras hijas en matrimonio. 8¿Quién de las tribus de Israel no se presentó ante el Señor en Mispá?
Resultó que ningún hombre de Yabés de Galaad había venido a filas, a la asamblea; 9al pasar revista a la tropa, vieron que allí no había nadie de Yabés de Galaad. 10Entonces la asamblea mandó allá doce mil soldados, con esta orden:
-Id y pasad a cuchillo a Yabés de Galaad, sin perdonar mujeres ni niños. 11Hacedlo de modo que exterminéis a todos los hombres y a las mujeres casadas, dejando con vida a las solteras.
12Así lo hicieron. Y resultó que en Yabés de Galaad había cuatrocientas muchachas jóvenes no casadas, y las llevaron al campamento de Siló, en tierra de Canaán. 13Luego envió la asamblea una embajada a los benjaminitas de Sela Harrimón, con propuestas de paz. 14Los benjaminitas volvieron, y les dieron las mujeres que quedaban de Yabés de Galaad, pero no hubo para todos.
15El pueblo se compadeció de Benjamín, porque el Señor había abierto una brecha en las tribus israelitas. 16Los ancianos de la asamblea se preguntaban:
-¿Cómo proveer de mujeres a los supervivientes? Porque las mujeres de Benjamín han sido exterminadas. 17¡Que los supervivientes de Benjamín tengan herederos y no se borre una tribu de Israel! 18Claro que nosotros podemos darles nuestras hijas en matrimonio. (Porque habían jurado: ¡Maldito el que dé una mujer a Benjamín!).
19Entonces propusieron:
-Está la fiesta del Señor, que se celebra todos los años en Siló (al norte de Betel, al este del camino que va de Betel a Siquén, al sur de Libna*).
20Y dieron estas instrucciones a los benjaminitas:
21-Venid a esconderos entre las viñas, y estad atentos: cuando salgan las muchachas de Siló a bailar en corro, salís vosotros de las viñas, raptáis cada uno a una muchacha y os marcháis a vuestra tierra. 22Si luego vienen sus padres o hermanos a querellarse con vosotros, les diremos: <<Compadeceos de ellos, que no las han raptado como esclavas de guerra ni vosotros se las habéis dado; porque en ese caso seríais culpables>>.
23Los benjaminitas lo hicieron así, y de las danzantes que habían raptado se quedaron con las mujeres que necesitaban. Después se volvieron a su heredad, reconstruyeron sus ciudades y las habitaron.
24Los israelitas se repartieron, cada uno a su tribu y su clan, y se fueron de allí cada cual a su heredad.
25Por entonces no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía bien.
Explicación.
21 Ha terminado la batalla con una gran victoria. Extrañamente, los israelitas no la celebran con himnos, sino llorando ante el Señor, porque ha sido una victoria en una guerra entre hermanos. El precio de castigar una culpa ha sido muy alto: una tribu "se ha desgajado", que es como si hubiera quedado fuera de la confederación; con lo cual, han quedado sólo once. El Señor "ha abierto brecha" rompiendo la unidad y consistencia de la confederación. Por si fuera poco, el juramento de no entregar mujeres, amenaza con extinguir a los que quedan de la tribu; lo que está mandado por la ley respecto a mujeres extranjeras, está ahora prohibido por el juramento, respecto a una tribu hermana. Por eso domina el llanto, la queja al Señor, la compasión. Quizá sea casualidad (aunque a los hebreos les gustaban estos procedimientos numéricos): el nombre de Israel suena doce veces en el capítulo (prescindiendo del colofón), la última vez cuando se ha constituido la unidad de la totalidad.
Con todo, el castigo no ha terminado. Una ciudad importante de Transjordania (muy unida a Benjamín según las tradiciones de Saúl y David) ha faltado a la solidaridad y los deberes de la confederación, y según la ley tiene que ser castigada. Su castigo es el comienzo de la recuperación de Benjamín. El complemento es un curioso ejemplo de casuística, en un contexto pintoresco.
La narración no se puede comparar con las buenas del libro. Su punto de vista es la asamblea, donde se celebra una liturgia, se delibera, se toman decisiones. La ejecución de las dos decisiones, versos 11 y 23, es demasiado breve. Así resalta la acción del centro, el saludo de paz de las tribus.
21,2-3 Otros relatos hablan de castigos semejantes entre las tribus: los levitas cuando el becerro de oro (Ex 32), Fineés cuando lo de Belfegor (Nm 25); sólo aquí encontramos una reacción de dolor. Esa breve lamentación, que pide cuentas a Dios por lo sucedido, es patética; la triple repetición de "Israel" en tan poco espacio expresa la conciencia de unidad; también es expresiva la vaguedad "esto, una tribu", que no se atreve a pronunciar los nombres; el Señor lleva aquí su título "Dios de Israel".
21,4 La liturgia penitencial se celebraba por la tarde, los sacrificios de comunión la completan por la mañana. Así comienza la asamblea bajo el signo litúrgico.
21,5 Jue 5,21.
21,6 El original nos ofrece un par de versos muy elaborados: en el primero resalta la colocación con la asonancia; a la letra sería "se dolían los hijos de Israel de Benjamín sus hermanos" (bene yisra´el - binyamin). En el segundo, la palabra tribu, que significa rama, sirve para la metáfora de desgajar (véase Is 10,33).
21,9 Yabés es sólo una población del territorio de Galaad, importante por su situación estratégica junto al Jordán, a la altura de Beisán. En tiempos de Saúl juega un papel importante; no se nota que haya sido aniquilada poco antes.
21,11 Nm 31,15-18.
21,13 Nuevo mensaje después del fatídico de 20,12-13.
21,14 El verbo volverse tiene gran resonancia: es la vuelta y la conversión. No se dice adónde, pero se puede sobreentender a la confederación, al lugar sagrado, al Señor.
21,15 Israel, visto antes como un árbol, toma aquí la imagen de una ciudad o una muralla; véanse Ex 19,22.24; Sal 106,23.
21,19 Todo va a concluir durante una fiesta en honor del Señor, solemnidad alegre de todo el pueblo. (Parece como si el autor quisiera explicar los accesos a los participantes, o como si el glosador quisiera identificar la ciudad destruida). * = Alba.
21,21 Ex 15,20; 1 Sm 18,6.
21,23 Con la reconstitución de las familias y la reconstrucción de las ciudades comienza la nueva etapa, en espera de la monarquía.
21,25 Jue 17,6.