Canto de victoria (Ex 15; Hab 3)
51Aquel día Débora y Barac, hijo de Abinoán, cantaron:
2<<Porque cuelgan
las melenas en Israel,
por los voluntarios del pueblo,
¡bendecid al Señor!
3Oíd, reyes; príncipes, escuchad:
que voy a cantar,
a cantar al Señor,
y a tocar para el Señor,
Dios de Israel.
4Señor, cuando salías de Seír
avanzando
dese los campos de Edom,
la tierra temblaba,
los cielos destilaban,
agua destilaban las nubes,
5los montes se agitaban
ante el Señor, el de Sinaí;
ante el Señor, Dios de Israel.
6En tiempo de Sanga,
hijo de Anat,
en tiempo de yael,
los caminos no se usaban,
las caravanas
andaban por sendas tortuosas;
7ya no había aldeanos,
no los había en Israel,
hasta que te pusiste en pie,
Débora:
te pusiste en pie,
madre de Israel.
8Se había escogido
dioses nuevos:
ya la guerra
llegaba a las puertas;
ni un escudo
ni una lanza se veían
entre cuarenta mil israelitas.
9¡Mi corazón
por los capitanes de Israel,
por los voluntarios del pueblo!
¡Bendecid al Señor!
10Los que cabalgáis
borricas pardas,
sentaos sobre albardas,
de camino, atended:
11tocando trompetas,
entre los abrevaderos,
celebrad
las victorias del Señor,
las victorias
de los aldeanos de Israel,
cuando el pueblo del Señor
acudió a las puertas.
12¡Despierta, despierta, Débora!
¡Despierta, despierta,
entona un canto!
¡En pie, Barac!
¡Toma tus cautivos,
hijo de Abinoán!
13Superviviente,
somete a los poderosos;
pueblo del Señor,
sométeme a los guerreros.
14De Efraín,
que arraiga en Amelec,
siguiéndote Benjamín
con sus familias;
de Maquir
bajaron los capitanes;
de Zabulón los que empuñan
el bastón de mando;
15los príncipes de Isacar
con Débora;
Isacar también con Barac;
los infantes destacados
al valle.
Rubén entre las acequias*
decide cosas grandes.
16-¿Qué haces sentado
en los apriscos,
escuchando
la flauta de los pastores?
¡Rubén entre las acequias
decide cosas grandes!
17Galaad se ha quedado
al otro lado del Jordán,
Dan sigue con sus barcos;
Aser se ha quedado
a la orilla del mar
y sigue en sus ensenadas.
18Zabulón es un pueblo
que despreció la vida,
como Neftalí
en sus campos elevados.
10Llegaron los reyes al combate,
combatieron
los reyes de Canaán:
en Taanac,
junto a las aguas de Meguido,
no ganaron
ni una pieza de plata.
20Desde el cielo
combatieron las estrellas,
desde sus órbitas
combatieron contra Sísara.
21El torrente Quisón los arrolló,
el torrente Quisón
les hizo frente,
el torrente
pisoteó a los valientes.
22Martilleaban
los cascos de los caballos
al galope,
al galope de los bridones.
23Maldecid a Meroz; maldecidla,
dice el mensajero del Señor;
maldecid a sus habitantes,
porque no vinieron
en auxilio del Señor,
en auxilio del Señor
con sus tropas.
24¡Bendita
entre las mujeres Yael,
mujer de Jéber, el quenita,
bendita
entre las que habitan en tiendas!
25Agua le pidió, y le dio leche;
en taza de príncipes
le ofreció nata.
26Con la izquierda
agarró el clavo,
con la derecha
el martillo del obrero,
golpeó a Sísara,
machacándole el cráneo,
lo destrozó
atravesándole las sienes.
27Se encorvó entre sus pies,
cayó acostado;
se encorvó entre sus pies,
cayó acostado;
se encorvó entre sus pies, cayó;
encorvado,
allí mismo cayó deshecho.
28Desde la ventana,
asomada, grita
la madre de Sísara
por la celosía:
-¿Por qué tarda en llegar
su carro,
por qué se retrasan
los pasos de su tiro?
29La más sabia de sus damas
le responde,
y ella se repite las palabras:
30-Están agarrando
y repartiendo el botín,
una muchacha o dos
para cada soldado,
paños de colores para Sísara,
bordados y recamados
para el cuello de las cautivas.
31¡Perezcan así,
Señor, tus enemigos!
¡Tus amigos sean fuertes
como el sol al salilr!>>
Y el país estuvo en paz cuarenta años.
Explicación.
5 El llamado "canto de Débora" es una explosión lírica sin perder la cabeza. Que el autor haya utilizado material de otros es muy posible, pero interesa menos, porque el resultado se impone como un poema de los mejores de la antigüedad. Muchos indicios hacen sospechar que este canto es antiguo.
La técnica de composición es muy libre: cuadros intensos y rápidos se yuxtaponen creando contrastes violentos, o se interrumpen con intermedios líricos, invocaciones o imprecaciones. Acción narrativa, diálogo, incluso un desfile de tribus, se funden en el fervor del entusiasmo. El poeta convoca con su palabra a los personajes, se dirige en segunda persona a los de Israel, deja en tercera persona al enemigo.
En mirada amplia enfrenta a Israel con Canaán, juzgando a las tribus por su actitud a la hora decisiva; pero en la batalla intervienen fuerzas cósmicas, las estrellas y el torrente, como ejército del Señor. El poema canta a Débora, bendice a Yael; pero sobre todo bendice y alaba al Señor de las victorias de Israel.
El poema emplea un ritmo algo flexible, se complace en repeticiones próximas según la fórmula abc-bcd o semejantes; sutiles repeticiones de palabras crean relaciones a distancia, que escucha un oído entrenado. El poema tiene varios puntos de contacto con el Sal 68, que parece ser acaizante.
5,1 El título es posterior y no responde al contenido: en el poema el poeta se distingue expresamente de los protagonistas. Compárese con Ex 15,1.20-21.
5,2 El soltarse la melena podría estar en relación con el nazireato (Nm 6,1-21). Parece que algunos de estos consagrados eran militares. Otros piensan en un simple gesto guerrero.
5,3 Dirigiéndose a reyes, el poeta finge una audiencia de extranjeros, a la vez que exalta la soberanía del Señor.
5,4-5 Según una tradición bien atestiguada, el Señor habita en el sur, y de allí sale a luchar por su pueblo: Dt 33,2; hab 3,3; Sal 68,8-9. Seír es prácticamente sinónimo de Edom. Los versos pueden referirse a la gran salida del Señor sacando a su pueblo de Egipto y a nuevas teofanías históricas; también puede ligar poéticamente la teofanía actual con la tradicional, en unidad de designio histórico. En tiempos antiguos el Señor está vinculado al Sinaí, más tarde se vincula al monte Sión, y desde Sión viene la teofanía (por ejemplo, Sal 50,2-3; Sal 76). La teofanía incluye un aguacero y un terremoto, sea en sentido propio, sea como impresión de sacudida por los violentos truenos; véase Sal 29.
5,6 Ya hemos encontrado a este jefe de nombre hitita (o luvio): en 3,31 aparecía como salvador de Israel, aquí define una época sombría. Más extraño es encontrar a Yael definiendo una etapa. ¿Se tratará de una confusión con Yabín?
5,6-7 Los caminantes parecen ser mercaderes, quizá caravanas menores, que tienen que evitar las rutas normales por el peligro de bandidos (véase Jue 9,25); se oponen a los campesinos, que habitan poblados abiertos y desguarnecidos.
Madre de Israel suena a título honorífico, como se dice "padre de la patria". En el contexto actual se oye una oposición entre Sangar, incapaz de defender al pueblo, y Débora que se levanta y toma la iniciativa de salvarlo. Al ponerse en pie va a movilizar a los israelitas, también en el poema.
5,8a Si leemos el texto hebreo como está -aceptando alguna anomalía de construcción-, el verso da la razón de aquel estado de cosas: es un castigo por la idolatría, y el sujeto es Israel. Con la primera expresión hay que comparar Jos 24,15; con la segunda, Is 28,6.
5,8b Recordando que Sangar luchó con una aguijada, esta noticia indica que Israel, establecido ya como pueblo agrícola sedentario, no disponía de armas. A lo mejor se hacía sentir ya lo que cuenta 1 Sm 13,19-22, que los filisteos se reservaban la técnica de la elaboración del hierro, incluso de afilar los instrumentos de labranza. Es la época en que el uso del hierro se extiende, pero tarda en llegar a los israelitas; los filisteos lo han traído en sus barcos, los cananeos lo importan de Asia Menor. El número de cuarenta mil parece redondeado, generosamente.
5,9 Repitiendo parte del v.2 este verso y la estrofa que sigue introducen la segunda parte.
5,10 El camello, domesticado durante el siglo XII, todavía no se había hecho común en Israel, y menos el caballo de tiro. Cabalgar en una borrica era ya señal de riqueza y de honor; lo confirman las noticias sobre los jueces menores en los próximos capítulos. Más tarde se empleará la mula para estos menesteres.
5,11 Según la etimología, "victorias" son los actos por los que el Señor hace triunfar la causa del oprimido, defiende su derecho, le hace justicia. La victoria es también de los aldeanos, del pueblo, por su decisión de defenderse. Estos son los voluntarios del v.9, ya que no bastaba el ejército regular.
5,12-13 La invocación a los dos jefes y al resto del pueblo está llena de aliteraciones, además de las manifiestas repeticiones: debora - dabberi, yorid (?) -sarid - addir.
5,14-18 En la lista de las tribus faltan las meridionales Judá y Simeón; Maquir representa a Manasés occidental, Gad se llama Galaad, Zabulón se nombra dos veces; en total son diez. Dado que el poeta alaba y reprueba, parece considerar su lista completa; por algún motivo las tribus del sur estaban dispensadas. En la versión en prosa sólo se mencionaban Zabulón y Neftalí. Este recuento y caracterización de tribus recuerda un poco Gn 49 y Dt 33, si bien la función es aquí diversa.
5,14 Es extraño encontrar a Efraín entre los amalecitas, beduinos que habitan la estepa del sur; el griego, suprimiento una letra, ha leído "en el valle", que es más aceptable, aunque Efraín habitaba más bien una zona montañosa, "la serranía de Efraín".
5,15 Es extraña la repetición de Isacar; pero esta tribu residía en la llanura de Esdrelón, y en su territorio estaba enclavado el Tabor, donde Barac concentró sus tropas. * = O: entre clanes.
5,16 La referencia a Rubén es irónica. La tribu de pastores de Transjordania no hace causa común con los campesinos del otro lado. Compárese con su actución en Jos 1 y 22.
5,17 Supone la migración de Dan, de la región vecina a los filisteos al extremo norte de Canaán, capítulos 17-18. La destrucción de Lais parece que sucedió a finales del siglo XII, que es una fecha posterior a los hechos del presente capítulo. Los barcos estarían en relación con los fenicios o con alguno de los "pueblos del mar", o con la tribu vecina, Aser.
5,19-22 La batalla no está descrita. Unos datos objetivos se asocian a dos audaces personificaciones cósmicas y a un rasgo impresionista. Las estrellas forman el ejército del Señor, mientras que el torrente puede recordar el Mar Rojo.
5,19 El poema alude a una confederación cananea, que es lo más probable. Sólo menciona el nombre de Sísara. La primera aliteración une los dos nombres Canaán y Taanac (kn´n t´nk). Otra aliteración recorre toda la estrofa: combatir-torrente-ganar-martillar (nlhm nhl lqh hlm).
5,22 El galope es famoso como ejemplo de onomatopeya: halemu ´iqquebe susim daharot daharot abbirayu.
5,23 No sabemos dónde se encuentra ese poblado que ocupa un lugar tan prominente en el poema. Esa maldición, que comienza con un oráculo y es coreada por el pueblo, equivale a una excomunión o exclusión de la comunidad. El Señor hace leva y el pueblo responde enviándole tropas auxiliares.
5,24-27 La versión poética omite el detalle de la manta y el momento del sueño. Este martillar parece hacer eco a los cascos de los caballos del v.22 (el mismo verbo en hebreo). La acción de Yael se descompone en momentos rápidos, y la muerte se alarga en frases de doble sentido. Es probable que el autor del libro de Judit se haya inspirado en esta escena.
5,26 Jud 16,9.
5,28-30 Singular acierto del poeta es añadir, con montaje audaz, ese epílogo que expresa patéticamente la ausencia del general muerto. La madre de Sísara se opone a Débora, la madre de Israel; la dama de corte crea en sus palabras una magnífica escena inexistente; ¡qué irónico su título de sabia!
5,31 Suena como invocación litúrgica. Narración y poema se han completado en desarrollar el motivo literario "victoria del débil": Israel, aldeano, más débil que su enemigo bien amado; Débora, la mujer, más débil que Barac; Yael frente al general. Incluso en el campo enemigo domina la presencia femenina: la reina, la dama, muchachas y vestidos; si bien los sueños de estas mujeres sean vanos. Para la imagen del sol véase Sal 19,6.
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