Podemos imaginarlo así. Intenta llenar el vacío histórico que discurre en Canaán antes de la monarquía. Para ello echa mano del material antiguo a su disposición y lo encaja en un marco suyo. Los materiales son cantares de gesta o romances tradicionales, transmitidos quizá oralmente, y listas de funcionarios. Su marco es un patrón común, no extraído de los relatos, sino fabricación teológica propia.
A los funcionarios no se les puede asignar el título de salvadores ni la acción de salvar, que es acción divina; a los salvadores se les puede añadir el título y la función de juzgar. El parentesco entre librar al pueblo en la guerra y juzgarlo en la paz está bien documentado en el Antiguo Testamento (1 Sm 8,20; Sal 45). Además, hacer justicia al desvalido es salvarlo. Finalmente, juzgar era casi sinónimo de gobernar (Sal 96 y 98).
La sustancia de este libro son los relatos de salvación prodigiosa, sobrehumana, no regida por el calendario. Los temas de salvar y juzgar avanzan paralelos y a veces se sobreponen, como muestra la tabla siguiente
Juzgar Salvar Ambos.
Yair Sangar Otoniel
Ibsán Ehud Jefté
Elón Gedeón Sansón
Abdón Tolá Débora
La contaminación en el caso de Tolá es sospechosa. En cambio 2,16 realiza conscientemente la síntesis: "el Señor suscitaba jueces que los libraban".
El autor unifica simplificando: todo Israel queda afectado, la etapa entera queda cubierta. En ningún libro como en éste podemos apreciar el método de trabajo del autor. Construye un esquema teológico articulado, lo expone en abstracto con un par de nombres lo ilustra, después lo aplica a los relatos de modo que sus etapas encajen en el esquema.
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